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La importancia de la sostenibilidad en TFL

La crisis del coronavirus ha puesto la sostenibilidad a la vanguardia en la producción de alimentos, consumo de recursos y energía, saneamiento, salud, urbanización y movilidad; y la industria química está entrelazada en todo esto. Más que nunca, el rol de esta industria es vital y debe demostrar su sostenibilidad en términos de ecología, así como en sus modelos de negocios y en la cadena de suministro. Para la industria química, y en especial para TFL, la sostenibilidad es el motor y la innovación es el acelerador para el crecimiento en el futuro.

¿Cómo afecta al cuero la sostenibilidad?
El cuero, percibido como un producto natural por muchos consumidores, es potencialmente un producto sostenible. Un material renovable puede ser definido y medido por el contenido de biomasa que continuamente puede ser repuesto. Dentro de esta clasificación se encuentran los siguientes materiales:
• Aceites vegetales y animales que se usan como materia prima para la fabricación de engrasantes, así como en el acabado usando ceras y aceites para efecto pull-up y agentes de tacto.
• Productos a base de proteína que se usan en el recurtido como rellenantes y también productos hidrolizados.
• Celulosa, azúcar o almidón que se usan en el recurtido como rellenantes, así como polímeros. En el acabado se usan como top-coat y también en la fabricación de polímeros a partir de biomonómeros.
• Taninos vegetales y lignina que se usan como recurtientes vegetales.
• Producción de enzimas a través de biofermentación para los procesos de ribera tales como desengrasantes, rendido o purga.
Usando estas cinco fuentes naturales bajo tratamiento físico, químico o biológico, estos materiales pueden ser transformados en productos químicos que se pueden denominar bio. Es aquí donde el aporte de productos químicos de base bio complementa el concepto en el cuero como un producto definitivamente sostenible.

¿Cómo calcular el contenido bio de los productos?
TFL ha desarrollado un interesante método de cálculo interno para medir el grado de sostenibilidad de una fórmula en sus curtidurías.
• Criterio #1: la determinación del porcentaje de biomasa de cada producto.
• Criterio #2: la toxicidad de cada producto.
• Criterio #3: la biodegradabilidad en las aguas residuales.
• Criterio #4: la salinidad de cada producto.

¿Cómo podemos sacar provecho a esta información?
Con estos cuatro criterios, se le otorga una puntuación a cada producto; al final con el total de puntos podemos obtener lo que se le llama una tarjeta de puntación. Cada una de las escalas de puntuación de estos cuatro criterios debe reunir 100 puntos en total.
Productos diferentes obtienen calificaciones distintas dependiendo del criterio del cliente y del país. Los reglamentos ambientales de cada país y de cada cliente pueden variar con distintos criterios. En un país como Sudáfrica el criterio de salinidad tiene mas importancia; entonces en vez de tener un 10 por ciento de influencia, puede aumentar al 40 por ciento. O en Arzignagno (Italia), el tema de la biodegradabilidad es crítico; entonces el peso puede subir de un 10 por ciento al 50 por ciento.
Dependiendo de cada criterio el objetivo sería llegar al valor máximo posible en la puntuación final. Podemos decir que un producto con una puntuación superior al 70-80 por ciento sería un buen punto de partida para llegar a lo largo del tiempo a una puntuación de 100.

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Más información: TFL
www.tfl.com

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