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Tribuna abierta: El cuero es un material sostenible

Autor:
Ezequiel Pérez
Technical Manager TFL

El cuero es un material sostenible muy fácilmente integrable en cualquier estrategia de economía circular. Esto se debe, en primer lugar, a su origen en la naturaleza y a su obtención de manera recurrente, manteniendo un equilibrio entre producción y consumo; por ello se trata de un material renovable, una biomasa renovable.

Además, no podemos olvidar que la industria del cuero valoriza un residuo del sector cárnico. El 99 por ciento de las pieles procesadas globalmente procede de esta industria, transformándolas en un subproducto de alto valor añadido que genera riqueza y empleo estable. Distintas estimaciones calculan que un pie cuadrado de piel crea, desde su origen hasta que llega al consumidor al final de toda su cadena de valor, hasta 50 puestos de trabajo.

Si el sector no realizara este proceso de trasformación y valorización, se generaría un gran problema medioambiental de escala mundial. Recientes crisis como la de 2008 o la actual a consecuencia de la pandemia de la covid-19 han provocado un descenso en el consumo global; sin embargo, la oferta de cueros en bruto ha sido, en algunos casos, mayor que la demanda de artículos de piel. Esta situación ha generado en ocasiones una sobreoferta y un problema medioambiental de difícil solución, llegando a provocar que algunos gobiernos obligaran a la industria local a hacerse cargo de las pieles en bruto para su tratamiento y valorización.

«El cuero, por su parte, permite un uso más prolongado del producto, lo cual implica menores emisiones y un menor consumo de agua y de otros recursos.»

El cuero es también un material muy duradero, en clara contraposición con estrategias lineales de consumo rápido o fast fashion en las que se producen, consumen y desechan artículos en muy breves períodos de tiempo. El cuero, por su parte, permite un uso más prolongado del producto, lo cual implica menores emisiones y un menor consumo de agua y de otros recursos. En cualquier prenda o artículo de piel, el cuero suele ser lo último en degradarse; además, con un tratamiento adecuado, su aspecto mejora con el tiempo.

Existen diferentes definiciones de sostenibilidad. La más celebre es la ofrecida en el Informe Brundtland, elaborado en 1987 para la ONU, en el que utiliza por primera vez el término de «desarrollo sostenible» (o desarrollo sustentable), definido como «aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras». Considerando otras definiciones, se puede sintetizar que la sostenibilidad se refiere al equilibrio de una especie con los recursos de su entorno.

«Para que la industria de la piel sea sostenible deben tenerse en cuenta diferentes parámetros, como los de bienestar animal en la crianza y el transporte.»

Para que la industria de la piel sea sostenible deben tenerse en cuenta diferentes parámetros, como los de bienestar animal en la crianza y el transporte. También aquellos que afectan al uso de recursos, a la cantidad de agua consumida, al tipo de energía empleada o a los productos químicos utilizados en los diferentes procesos de transformación de la piel y a la toxicidad y origen de los mismos. No podemos obviar la cantidad y calidad de las emisiones, así como el uso y valorización de los subproductos y residuos como el pelo, carnazas, etc. Además, son muy importantes los parámetros que afectan a la seguridad e higiene de los trabajadores y a las condiciones laborales del entorno. Todas estas variables se han de considerar a la hora de evaluar la sostenibilidad del sector, pero siempre teniendo en cuenta que la sostenibilidad es un proceso de mejora continua, nunca uno de punto final.

Por ese motivo existen diferentes organizaciones encargadas de establecer protocolos y auditar el impacto medioambiental de los distintos agentes involucrados en la industria. También hay entidades que establecen criterios de toxicidad y acreditan a los  proveedores de productos químicos para al sector del cuero.

TFL, resultante del acrónimo Together For Leather, es el nombre de una empresa global que produce especialidades químicas para la industria del cuero, líder en innovación y sostenibilidad a nivel mundial, y que defiende de manera firme la piel como un material natural y sostenible. Por ese motivo se desarrollan soluciones que permiten alinear los términos «cuero» y «naturaleza».

En el marco de la ONU para la fabricación de cuero sostenible, se estableció que «la sostenibilidad exige materias primas renovables, la reducción de energía y residuos y el reciclaje». Por ello, en TFL se han desarrollado marcadores que valoran la sostenibilidad de los productos que fabrica y comercializa, en los cuales se cuantifican aspectos como el origen biológico de las materias primas que se emplean en la fabricación, la nula toxicidad del producto final, parámetros de agotamiento, de depuración y de contenido en sales de los productos comercializados. Esta evaluación permite establecer un índice desostenibilidad para cada uno de los productos.

En TFL tenemos una firme convicción: que el cuero obtenido y tratado de manera correcta es, sin ningún lugar a dudas, un material sostenible, y por ello trabajamos.

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