La industria italiana del curtido cerró el año 2021 con un crecimiento estimado del 19 por ciento en valor con una facturación total de 4.200 millones de euros, lo que permitió una recuperación parcial de los niveles de producción del sector previos a la pandemia. Pero este buen comportamiento del sector en Italia puede verse comprometido por los problemas surgidos en las últimas semanas, con ralentizaciones en los pedidos y un panorama incierto para los principales segmentos de productos, según advierte la asociación italiana de curtidores UNIC.
La guerra en Ucrania, los altos precios de la energía, los cierres en China, las dificultades logísticas y el significativo aumento de los precios de las materias primas, muy especialmente de los productos químicos, están teniendo un fuerte impacto en las curtidurías italianas. A todo ello hay que añadir la creciente inflación de los coste de depuración, lo que en la actualidad hace que sea «prácticamente imposible rentabilizar el curtido de pieles», advierten en la patronal italiana de la industria del cuero.
Por todo ello, según señala UNIC, «los curtidores italianos desean crear conciencia sobre este tema con miras a la solidaridad de la cadena de suministro. Se trata de buscar compromisos importantes, fundamentales para seguir siendo competitivos a un alto nivel en el mercado, pero que deben potenciarse en términos de precios de venta a los clientes».
De no encontrar esta «solidaridad» por parte del resto de agentes de la cadena de suministro del cuero, «existe un riesgo muy alto de provocar desequilibrios financieros (y colapsos) en una industria del cuero en Italia», aseguran en la asociación de las curtidurías italianas.