Preguntamos a Juan Salmerón Egea, exdirector técnico de Incusa sobre su visión del pasado, presente y futuro de la industria del curtido en España dentro de nuestro ciclio de entrevistas en conmemoración al número 100 de Lederpiel.
Lederpiel: ¿Qué diferencias encuentra entre el sector de la curtición de hace 20 años y el actual? ¿Cómo ha evolucionado el sector en todos estos años?
Juan Salmerón Egea: La evolución del sector en España terminó en los noventa. La verdadera evolución, en sentido de cantidad, calidad y medioambiente se produjo, como en toda Europa, desde los sesenta a los noventa. A partir de ahí, las actividades comienzan su declive cuantitativo, que no cualitativo, pues los supervivientes han sabido adaptarse a las nuevas exigencias de los mercados, que no son siempre de precio.
El razonamiento de que la competencia de terceros países con menores costes es la única causa del declive no es cierta. Se perdió el orgullo de ser curtidor avanzado, y fuimos abandonados por la gran industria química, cuando aún se tenía mucho camino por recorrer.
«El razonamiento de que la competencia de terceros países con menores costes es la única causa del declive no es cierta. Se perdió el orgullo de ser curtidor avanzado»
L.: ¿Cuál es la situación actual del sector del curtido en España? ¿Cuáles son sus principales características?
J. S. E.: Al día de hoy casi no se puede hablar de sector industrial de curtidos, sino de entidades, muy particulares, que han sabido sobreponerse y seguir luchando, muchas de ellas con éxito y manteniendo el pabellón español en lo alto de la calidad y competitividad.
Lo más importante a considerar es que en España ha desaparecido la fase de ribera, y ello, en un país con materia prima muy apta para elevadas calidades, no se comprende. El uso extensivo del wet blue no es precisamente el mejor camino para volver a grados de cantidad y calidad de antaño. Falta total de confianza en la industria.
«Lo más importante a considerar es que en España ha desaparecido la fase de ribera, y ello, en un país con materia prima muy apta para elevadas calidades, no se comprende»
L.: ¿Cómo se imagina que será el sector dentro de 20 años? ¿Qué aspectos debería trabajar el sector para asegurarse un desarrollo exitoso?
J. S. E.: Para contemplar el futuro, sin ayuda de la bola de cristal, hay que considerar dos mercados naturales: el nacional, ligado fundamentalmente a la industria del calzado; y el de exportación, tanto en calzado como en tapicería, sobre todo automotriz. También hay que considerar el soporte de la industria química nacional, y aquí sí que nos hemos quedado desamparados, pues solo queda una excepción, que confirma la regla.
Si los curtidos españoles acompañan a una industria del calzado, basada en precios bajos (que no calidades y diseño), efectivamente no hay más opción que acabar wet blue, y ello durante unos pocos años, pues el resto del mundo aspira a ser él el que produzca. Paulatinamente irá disminuyendo el número de plantas fabriles, quedando solamente unas pequeñas unidades productoras de pequeñas cantidades de alta calidad para surtir a los destacados del calzado, rápidamente y en pequeñas cantidades para satisfacer la cada vez mas cambiante moda.
La otra vía es, como mínimo, aprovechar la materia prima española, acompañada de complementos de cueros europeos, para realizar fabricaciones de ciclo completo, capaces de satisfacer mercados, tal vez de menor tamaño cuantitativo, pero de altas exigencias en calidad y moda, que pueden permitirse pagar mayores precios, soslayando la competencia global, y ello, tanto en bovino como lanar. Ello exige tener confianza en el sector de curtidos español, que en estos momentos brilla por su ausencia. Este es el gran problema.