La firma Derivados del Colágeno (Dercosa), fundada en 1972 en Cheste (Valencia), es uno de los casos más representativos de transformación dentro del sector curtidor. Nacida con el objetivo de extraer colágeno de subproductos del curtido (un proyecto que fracasó por falta de tecnología), la empresa ha sabido reconvertirse en varias ocasiones hasta consolidarse como un proveedor estratégico para la moda internacional de alta gama.
Durante décadas, Dercosa destinó hasta el 80 % de su producción de piel de serraje a la industria del calzado en Elche (Alicante) y al sector de la automoción, que demandaba grandes volúmenes de cuero. Sin embargo, el auge de los materiales sintéticos y los cambios en las políticas medioambientales empujaron a muchas marcas del motor a prescindir de la piel natural. Lejos de resistirse al cambio, Dercosa emprendió una transformación estratégica y apostó por el sector de la moda de lujo, más exigente, pero también más rentable.
La decisión ha dado sus frutos. Birkenstock, la emblemática firma alemana de calzado, actualmente controlada por el grupo francés Louis Vuitton (LVMH), se ha convertido en su mayor cliente. Además, Loewe e Inditex figuran en la cartera de marcas que confían en la calidad del serraje valenciano.
Pero el salto definitivo al escenario global lo ha dado con la fabricación de pieles para las nuevas sandalias de Louis Vuitton, uno de los iconos de la alta costura internacional.
Más que piel
Según Pablo Ríos, actual director general de Dercosa, «las grandes marcas ya no buscan un proveedor que les venda materia prima barata, sino un socio que aporte soluciones técnicas y compromiso medioambiental». Bajo esa premisa, la empresa ha evolucionado hacia un modelo de colaboración industrial, donde el diseño, la personalización y la trazabilidad se convierten en parte del producto. Hoy, el 70 % de la producción se exporta, y la empresa alcanza cifras cercanas a los 21 millones de euros anuales.