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Los curtidores europeos, un ejemplo en el aprovechamiento del agua

Una de las principales imputaciones que se le suele hacer a la industria del curtido por parte de sus detractores es el uso intensivo de un bien tan escaso y preciado como es el agua. Para producir cueros se requiere de abundantes recursos acuáticos, principalmente para limpiar las pieles animales de barro, estiércol y pelo. Sin embargo, no se suele tener en cuenta que la del cuero es una de las industrias manufactureras que mayores inversiones ha realizado en los últimos años para depurar sus efluentes y volverle a dar un nuevo uso a las aguas utilizadas.

En especial, el sector europeo del cuero es pionero en cuanto a la aplicación de prácticas innovadoras de recuperación de sus efluentes. Como señala la Confederación de Asociaciones Nacionales de Curtidores de la Comunidad Europea (Cotance) en su último comunicado lanzado en colaboración con la Asociación Española del Curtido (Acexpiel), las prácticas medioambientales de la industria europea del curtido están «acreditadas por conocidas auditorías en el tratamiento de aguas residuales». Según asegura Cotance, «en Europa, las aguas residuales de las curtidurías se tratan bajo parámetros muy exigentes. Sus plantas de tratamiento de efluentes demuestran una gran excelencia técnica».

En España, tenemos el ejemplo de la planta de tratamiento Igualadina de Depuració i Recuperació, que trata las aguas de veintiocho curtidurías de Igualada (Barcelona), así como parte de las aguas residuales urbanas locales y de otras industrias.

Ejemplo de ello es la planta italiana de tratamiento de efluentes de los clústeres de curtidurías de Toscana, Véneto o Campania, la cual se ha convertido en un referente internacional para la gestión y tratamiento del agua en distritos industriales de curtidurías. Otro ejemplo es el distrito portugués de curtidos de Alcanena, que recoge por separado los baños de las curtidurías asociadas para reciclar los agentes curtientes residuales. En España, tenemos el ejemplo de la planta de tratamiento Igualadina de Depuració i Recuperació, que trata las aguas de veintiocho curtidurías de Igualada (Barcelona), así como parte de las aguas residuales urbanas locales y de otras industrias. Al final de un innovador sistema biológico, se obtiene un agua en condiciones equiparables a las aguas residuales domésticas, que garantiza una adecuada devolución al medioambiente.

Por sus singulares características, esta depuradora de Igualada ha sido objeto de reconocimiento internacional y uno de los casos destacados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), así como por el informe del Global Water Intelligence, referente para la industria del agua.

Como concluye Cotance, los curtidores europeos están «perfectamente alineados con el sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas (agua limpia y saneamiento)», y destaca que no se detienen en su búsqueda de «estándares de sostenibilidad más altos».

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