El pasado mayo se confirmaron las alarmas que saltaron en el mes anterior. El sector nacional de la piel y el cuero se encuentra en un estado de profunda parálisis: ni se compra ni se vende. Según los datos de la balanza comercial de nuestra industria durante los cinco primeros meses del año, todos los subsectores arrojaron cifras negativas, tanto en las exportaciones como en las importaciones, en algunos casos con caídas superiores al 40 por ciento.
Según datos de la Dirección General de Aduanas, los cinco primeros meses de 2019, con respecto al mismo período de 2018, las exportaciones de pieles en bruto cayeron un 18,06 por ciento (12,5 millones de euros menos); las de piel semicurtida lo hicieron un 43,24 por ciento (17,2 millones euros menos) y las de pieles curtidas, un 3,29 por ciento (5,6 millones de euros menos).
En cuanto a las importaciones de piel y cuero, entre enero y mayo de 2019, con respecto al año anterior, las compras en el extranjero de pieles en bruto descendieron un 37,84 por ciento (13,7 millones de euros menos); la importación de pieles semicurtidas, un 24,5 por ciento (13,8 millones de euros menos) y, finalmente, las de pieles curtidas, un 10,17 por ciento (16,3 millones de euros menos).
En consecuencia, la balanza comercial de la piel de los primeros cinco meses de 2019 arrojó un desequilibrio en términos generales a favor de las exportaciones de 48,6 millones de euros.