Las evidencias arqueológicas confirman que el curtido de la piel es una actividad que se remonta a los albores de la humanidad. «El cuero ha estado relacionada con la historia del hombre durante mucho tiempo, y el estudio de los métodos de trabajo del cuero muestra su evolución», asegura el último comunicado lanzado por Confederación de Asociaciones Nacionales de Curtidores de la Comunidad Europea (Cotance), en colaboración de la asociación italiana UNIC. «El cuero es un material noble y versátil: no hay civilización que no haya hecho un gran uso de él», sostiene el lobi de los curtidores europeos.
La fabricación de cuero a lo largo de los siglos ha dado forma a los territorios. Cada pueblo tenía sus propios sitios de producción y sus propias características, en un patrón de desarrollo que armonizaba el diseño urbano y el sentido de comunidad. En este sentido, la asociación de los curtidores italianos UNIC participó recientemente en la restauración de una curtiduría en el complejo arqueológico de Pompeya.
Se pueden encontrar conexiones similares entre ciudades y curtidurías en todo el mundo y épocas. Algunas evidencias apuntan a que a partir del siglo XVIII Belfast (Irlanda del Norte) creció en torno a los fabricas del cuero; en Guadalcanal (Sevilla) se ha habilitado un museo al aire libre para visitar las curtidurías medievales descubiertas recientemente, y, y Milán (Italia), ciudad con numerosos canales de agua, se prestó a actividades de curtido de pieles.
«El cuero es una parte tan importante de la historia humana que, a veces, también nos encontramos con curiosas coincidencias. Sucede, por poner un ejemplo, que Hermès abre un nuevo atelier en Francia, donde estudios arqueológicos demuestran que cazadores-recolectores ya trabajaban con pieles animales hace 13 000 años», comenta Cotance en su último comunicado. Y añade, «la relación entre el cuero y la historia no es solo debe leerse como algo del pasado, sino también es como un material con mucho el futuro. Los siguientes capítulos aún están por escribirse».
