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El etiquetado obligatorio del calzado se atasca en la UE

El 15 de abril de 2014 el Parlamento Europeo respaldó el etiquetado obligatorio con 485 votos a favor, 130 en contra y 27 abstenciones. Fuente: David Liff. Licencia: CC-BY-SA 3.0
El 15 de abril de 2014 el Parlamento Europeo respaldó el etiquetado obligatorio con 485 votos a favor, 130 en contra y 27 abstenciones. Fuente: David Liff. Licencia: CC-BY-SA 3.0

La aprobación del etiquetado obligatorio del calzado en la Unión Europea tendrá que esperar nuevamente. A pesar de que todo hacía prever que el Consejo Europeo, reunido el pasado 28 de mayo, aceptaría definitivamente la indicación del país de origen en productos como el calzado y la cerámica, la alta institución europea no alcanzó ningún acuerdo. Por consiguiente, la discusión se vuelve a aplazar hasta que el Consejo  Europeo de Competitividad se reúna de nuevo, previsiblemente, el próximo mes de octubre. Para el presidente de la Confederación Europea de Industrias del Calzado (CEC), Cleto Sagripanti, «el resultado de esta reunión fue decepcionante: otra importante oportunidad desperdiciada».
La propuesta presentada a la pasada reunión del Consejo por Letonia, país que ostenta actualmente la presidencia de la UE, planteaba la implantación obligatoria del etiquetado de origen restringida únicamente a productos como el calzado y la cerámica, y planteaba la posibilidad de ampliar esta obligatoriedad a otros sectores, como el mueble o la joyería, tras un período de prueba. Las posturas de los Estados miembros variaron desde los que apostaban por que el marcaje fuera mandatorio a los que optaban por que fuera una opción voluntaria. Otro tema de enfrentamiento entre los distintos países fue el de decidir qué sectores debían ser etiquetados en origen.

La postura encontrada de países como Alemania, Reino Unido, Austria y otros países del norte de Europa volvió a bloquear la aprobación del etiquetado obligatorio

La eurocomisaria de Industria, Elzbieta Bienkowska, quien días antes había asegurado ver «luz al final del túnel» y se mostraba optimista de cara a la aprobación definitiva del «made in», mostró su desagrado por la falta de acuerdo entre los miembros del Consejo. Para ella, la propuesta letona era la más equilibrada y la más adecuada para el buen funcionamiento del mercado interno de la UE.
La postura encontrada de países como Alemania, Reino Unido, Austria y otros países del norte de Europa volvió a bloquear la aprobación del etiquetado obligatorio. La discusión continuará, por tanto, en la próxima reunión del Consejo Europeo de Competitividad, la cual tendrá lugar ya dentro de la presidencia de Luxemburgo. Algo que los partidarios del «made in» consideran que entorpecerá aún más su aprobación, ya que este país se ha mostrado siempre en contra del marcaje en origen de los productos manufacturados en la Unión Europea.

A favor y en contra del etiquetado

Elzbieta Bienkowska, eurocomisaria de Industria.
Elzbieta Bienkowska, eurocomisaria de Industria.

La aprobación del etiquetado obligatorio de los zapatos que especifique el país en donde han sido fabricados es una de las reivindicaciones históricas más largas y demandas del sector europeo del calzado. El último intento por conseguir la incorporación de un made in en origen se remonta a hace más un año. El 15 de abril de 2014 el Parlamento Europeo respaldó la propuesta de introducir la indicación obligatoria del país de origen de los productos para garantizar una mejor información al consumidor y una competencia leal entre los productores (485 votos a favor, 130 en contra y 27 abstenciones). Países como Alemania, Reino Unido, Austria, Países Bajos, Suecia, Dinamarca y otros miembros del norte de Europa que no destacan por su producción de bienes de consumo se opusieron, alegando que el etiquetado supondría un sobrecoste adicional a las empresas y que no aportaría al consumidor una información relevante. Por ello, antes de que la propuesta fuera aprobada en el Consejo Europeo, este grupo de países, con Alemania a la cabeza, solicitó a un consultor externo la elaboración de un estudio para evaluar los costes y beneficios que tendrían la implantación del etiquetado en origen. El estudio concluyó que la obligatoriedad de especificar el origen del producto solo sería beneficiosa y económicamente viable en los sectores del calzado y la cerámica: «la relación costes-beneficios del etiquetado en origen está sujeta a numerosos factores, tales como el interés del consumidor en el origen del producto, la importancia de la marca, la complejidad de la cadena de suministro, los requisitos de etiqueta fuera de UE, etc.» y, por lo tanto, la aplicación de esta medida tan solo tendría un «efecto positivo» en sectores como el calzado y la cerámica, mientras que sus consecuencias serían negativas en productos como el juguete, los dispositivos electrónicos o los electrodomésticos, aseguraba el informe. Y, aunque la decisión de circunscribir el etiquetado obligatorio a tan solo los sectores del calzado y la cerámica parecía convencer a los países del norte de Europa, los países del sur, con una fuerte industria manufacturera de calzado como España, Italia o Portugal, deberán seguir esperando, al menos unos meses más, para alcanzar su ansiado objetivo: la transparencia y trazabilidad de los productos fabricado en Europa.

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