El sector de la curtición de Brasil acaba de otorgar por primera vez el nivel Oro del Certificado de Sostenibilidad del Cuero Brasileño (CSCB). La primera curtiduría certificada con el sello Oro CSCB ha sido Curtume Courovale by BCM, ubicada en Portão, al sur de Brasil. Tras Fuga Couros, con la certificación Plata, esta es la segunda compañía en ser auditada en 2018 y la primera en toda la trayectoria del CSCB que obtiene la distinción Oro, la cual acredita que la empresa cumple con el 90 por ciento de los 173 indicadores en tres áreas fundamentales: la social, la medioambiental y la económica.
Además de ser la primera curtiduría brasileña en obtener el certificado Oro, Courovale también va a ser pionera en beneficiarse del reciente acuerdo entre Brasil e Italia para el reconocimiento mutuo de sus respectivas certificaciones.
Durante los próximos tres años continuarán las evaluaciones de Courovale por parte de los auditores del CSCB, de esta manera se comprobará que su compromiso social, medioambiental y económico sigue vigente o si se ha mejorado en los indicadores restantes para alcanzar el sello Diamante (cumplimiento completo de los 173 indicadores).
En estos momentos, otras 18 curtidurías brasileñas están pendientes de someterse a la auditoría del CSCB. Los principales objetivos del CSCB son reducir durante la curtición de pieles el consumo de agua y el consumo de energía, controlar la calidad de los cueros, restringir el uso de productos químicos peligrosos y proteger la salud y la seguridad de los trabajadores.
Courovale
El origen de esta empresa hay que buscarlo en Italia. Durante un tiempo los responsables de esta curtiduría trabajaron para un grupo italiano y aprendieron el oficio allí. En 2009 se separaron y comenzaron su nueva andadura en Brasil especializándose en un tipo muy concreto de piel: el cuero bovino con acabado metalizado. Con una producción mensual de 480.000 metros cuadrados, Courovale va ganando poco a poco cuota de mercado en los países extranjeros. En la actualidad, exportan alrededor de la mitad de su producción, fundamentalmente a países de Asia (China, India, Corea del Sur, etc.) y de Europa (Portugal y España). Pese a ser una curtiduría pequeña, donde trabajan no más de 90 empleados, Courovale ha realizado en los últimos años una importante inversión para modernizar su fábrica. Gracias a esta inversión y a su apuesta por la producción sostenible (tratan en depuradoras propias el 100 por cien de sus efluentes y todos sus residuos sólidos se reutilizan como fertilizantes y abonos), en 2011 fueron distinguidos con la medalla de plata que otorga el certificador internacional Leather Working Group.
